Bien, ya ha llegado la Navidad!
Época en la que los niños, como mínimo mi sobrino Jan, van locos recogiendo los catálogos para ver que piden a los Reyes Magos. O sea, todo. Yo quiero esto, y eso, ah y también lo de la página siguiente, ja, ja, ja... Santa inocencia!
Hay mucha gente a la que no le gusta la Navidad, por diferentes motivos. Pero a mí, es todo lo contrario. Lo único negativo es no poder celebrarla con todos tus seres queridos, aquellos que ya no están, pero por otro lado, me devuelve a mi infancia, donde en la Navidad nos lo pasábamos muy bien. Recuerdo ir cada año con mi padre, que es el más parecido a mí en tema de fiestas, a la librería que teníamos al lado de casa.
1) Comprábamos aquellas tarjetitas pequeñas para felicitar la Navidad, y comprábamos una para cada compañera de la clase.
2) También escogíamos la pandereta y la zambomba para cantar villancicos cuando estábamos todos juntos.
3) Y por último, mi gran locura, cada año mi padre me compraba algunas piezas del pesebre. Así cada año el pesebre crecía y crecía. Cuando tuve a mis hijos hacíamos lo mismo cuando eran pequeños y en el pesebre que montamos en casa ahora se unen las dos épocas (todas las figuras de cuando yo era niña con las figuras que compraron mis hijos, todo más moderno, claro, hogueras con lucecitas, piezas de cristal que parecen auténticos ríos, molinos que giran, ...) vaya toda una belleza y muchos, muchos recuerdos bonitos y preciosos.
Hace un año que me aficioné a la repostería creativa y me encanta, disfruto. Mi sobrino, Jan, ha heredado la misma afición que yo. Disfruta como un loco con la masa, las galletas, la fondant, todo, todo.... Ya se inició este verano. O sea que estos días pasados dedicamos un día entero a hacer galletas de Navidad. Primero nos fuimos con Mariona, Chloe y Jan a Barcelona a comprar moldes de galletas a "Maisons du Monde" (no os podéis perder esta tienda; es maravillosa).
Y después de comer empezamos a preparar las galletas. Se lo pasaron en grande con la masa, los rodillos, los moldes, la glasa y los caramelitos. Os dejo una serie de fotografías para que veáis lo bien que se lo pasaron y lo responsables que fueron.
Hacía pocos días que había comprado unas coronitas de porexpan para decorar mi casa para Navidades con chuches y pensé que sería buena idea que ellos hicieran su propia corona.
Y para terminar en las siguientes imágenes podéis ver hasta dónde llega la imaginación de los niños. Es realmente infinita. Ya intenté darles alguna opinión de estilismo a la hora de decorar las galletas, pero decidieron que su propio estilismo era tan bueno o mejor que el miedo. Y como podéis ver, no fallaron. Les quedaron preciosas y lo mejor es que pasamos una tarde super divertida.
Ya era tarde y Chloe ya no aguantaba. Es tan pequeñita. Pero también se llevó sus dos cajas.
Solo faltan las imágenes de mi amiga Martine que fue la encargada de preparar además de la comida, la merienda. Hizo unos bombones-corazón y unos castillos de chocolate con los moldes que compramos, que estaban buenísimos. Pero lo siento Martine, de ese momento no hay fotos .... Así como de nuestro descanso al final de la jornada, ya solas, tomándonos un café.
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