Desde que mi padre enviudó, hay un restaurante en Terrassa que es como su propia familia. Él, es muy manitas y sabe hacer muchas cosas, pero en lo que a cocina se refiere, no lo saques de una ensalada o de prepararse un bocadillo.
Ya le preparamos tuppers, ya le explicamos formas sencillas de cocinar, pero, no hay manera. O sea, que cada día, Mari, Álex, y todo el personal del Bar Manolín, lo reciben como si uno más de su familia se tratara. Para él, la mejor comida del Mundo. Y, tiene razón.
O sea, que a todos ellos les quiero agradecer, como hija, que quieran tanto a mi padre, que lo traten como a uno más de su familia, y sobretodo, que lo alimenten cada día. Jajaja
Por ello no podía ser de otra manera y les regalé estas Navidades otras super galletas decoradas con glasa y pintadas a mano para toda su familia.
Feliz Navidad para todos vosotros!
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